INIESTA EN LA PRENSA DEL XIX
Si los vecinos de la villa de Iniesta fuéron los primeros que en la provincia de Cuenca levantaron el grito contra el usurpador, no queriendo obedecer sus órdenes, á pesar de tener á tres leguas diez mil bayonetas enemigas, han conservado en sus corazones el amor y fidelidad á su Rey el Sr. D. Fernando VII; y si la Constitución influyó en algunos no muy conformes ideas al Soberano por fines particulares, no ha podido borrar en la mayor parte el amor que le profesan; así es que inmediatamente que supieron pasaba S. M. por las inmediaciones, determinaron manifestar su júbilo y alegría; y aunque su Alcalde (Constitucional) se les quiso impedir baxo frívolos pretextos, han tenido la dicha de que el quince del corriente (que tenían proyectada su función, y quería impedirles) se recibiese el Real Decreto de cuatro del mismo en que S. M. declaraba no jurar la Constitución: en el mismo momento se entregaron á las mayores demostraciones de alegría, la quemaron y proclamaron á su Rey; y la mano poderosa del Omnipotente les libró en este día del detestable Alcalde, pues su Corregidor y Juez de letras quedó con todas sus atribuciones, y manifestó en aquel acto la adhesión que ha tenido a su Soberano.El diez y nueve se hizo un simulacro, figurando la venida de nuestro Monarca en estos términos: se colocó el Retrato de nuestro amado Fernando VII
(Fernando VII. Spanish Portrait. Chano Calvo)
en un birlocho abierto, colgado de damascos, tirado de quatro mulas;
(Carretela ofrecida a Fernando VII y a Mª Josefa Amalia por la Comisión de Obsequios de la Villa de Tarrasa para su entrada a la ciudad)
y al llegar al sitio que dicen las Puentecillas,
e salieron á recibir ciento y veinte escopeteros,
(Diferentes tipos de personas armadas finales del XVIII y principios del XIX)
precedidos de doce ordenanzas de caballos;
(Ordenanzas de Cabrera. 1837. Augusto Ferrer - Dalmau)
se seguían después treinta jóvenes ricamente vestidos de ángeles,
cada uno con una atribución en la mano, propia de su Soberano:
después iban dos Generales, cada uno con seis ordenanzas, y apeándose de sus caballos, hicieron al Retrato una pequeña arenga, y le presentaron las llaves de la Villa:
(Caballería de la época)
acompañaban á esta comitiva diez y ocho volantes, que al sonido de la orquesta bailaban danzas del país:
(Paloteo iniestense)
le seguían ocho carros triunfales, yendo en cada uno las insignias de agricultura, artes y oficios,
cerrando esto un inmenso concurso de habitantes y de los pueblos comarcanos: se hicieron repetidas salvas y vivas;(Entrada de Fernando VII en Madrid 1814)y en esta forma entraron en la Villa en la que haciendo un paseo, dirigiéndose a la Iglesia y Plaza mayor, se pasó á la Real de Fernando VII, que antes era la Plaza nueva,
(Actual Plaza de Pío XII en los años 20. Escobar)
en la que había colocado un magnífico dosel custodiado de cuarenta escopeteros;y despues de innumerables salvas y repetidos vivas y aclamaciones, se baxó el Retrato del birlocho, y colócó en dicho dosel;delante del qual los jóvenes vestidos de ángeles y los de la danza ejecutaron un vistoso y asombroso baile al son de la orquesta, estando á todo presente y en todos los lances el Corregidor D. José Perez de Rozas, cuyo patriotismo y lealtad son muy notorios.
En toda la carrera cada uno de los gremios que la seguían en sus carros triunfales arrojaban al público insignias de su atribución, perfectamente trabajadas y con profusión:
(Dibujo de la carroza del gremio de molineros. Torres Tarí. 1865)
reinó el mayor orden; y los malévolos en esta ocasión tuvieron que ceder á los impulsos de la alegría. Por la noche hubo diversos bailes y diversiones, iluminación y orquesta, cantándose muchas coplas en honor del Soberano, que aunque ausente, capta los corazones:
(Verbena en el Madrid nocturno el año 1890)
faltó el repique y toque de campanas,pero no por voluntad nuestra.
(Campanario de la Iglesia Parroquial de Iniesta)
Por lo que esperamos se inserte en la Atalaya como una prueba de lealtad de este pueblo, que continuará tributando al Rey Fernando el mas esforzado obsequio, vivas y festejos. = Los Generales de esta función = P. L. P. = D. S. T.
Está firmado este artículo por “los Generales de esta función”, con estas iniciales P. L. P. y D. S. T., naturales de Iniesta seguramente. Han sido al parecer estos dos personajes, desconocidos para nosotros hoy, los encargados de promover y organizar la totalidad de los festejos (comitiva, desfile, bailes, iluminación…) y son también los redactores del artículo periodístico que da cuenta de la “generalidad” de los festejos, y de ahí, tal vez, el nombre de “Generales”. Envían su colaboración periodística a Madrid con la súplica de que sea incluida en un número de La Atalaya de la Mancha de Madrid, y así sucede el 6 de junio de 1814.
1.4.1.- Primera parte. ¡Vivan las “caenas”! / ¡Viva la Pepa!
En la primera mitad de esta crónica, estos periodistas, absolutamente faltos de la objetividad necesaria para ser llamados así, ensalzan con grandilocuencia la oposición iniestense durante la Guerra de Independencia ante “el usurpador” (José I Bonaparte), ante las “diez mil bayonetas enemigas”, ante la Constitución de Cádiz (“…la quemaron y proclamaron a su Rey…”) y ante su Alcalde constitucional. El sectarismo de estos periodistas llega tan lejos que vislumbran “la mano poderosa del Omnipotente” en el discurrir de los hechos para el establecimiento del absolutismo. No ocultan su inquina contra los constitucionalistas: “detestable alcalde”, “y los malévolos en esta ocasión tuvieron que ceder á los impulsos de la alegría” ,”y si la Constitución influyó en algunos no muy conformes ideas al Soberano por fines particulares…” ,”y aunque su Alcalde (Constitucional) se les quiso impedir baxo frívolos pretextos”. Asistimos en Iniesta al enfrentamiento político entre los absolutistas y los liberales (constitucionalistas). Los primeros, al grito de “Vivan las caenas”, añoraban la vuelta al Antiguo Régimen, a dotar al monarca de poderes absolutos, renunciando a los derechos a la libertad de expresión, de reunión, etc. Los segundos, al grito de “Viva la Pepa”, (la Constitución aprobada en Cádiz el 19 de marzo, San José) reivindicaban el recorte de los poderes reales en beneficio de las Cortes y varios derechos y libertades. Pero no conocemos a este sector liberal sino por alusiones de sus enemigos políticos.
En este mismo blog, Iniesta un pueblo con historia(s), (“De lo que le sucedió a un médico librepensador y lenguaraz con la Inquisición de Iniesta”), vimos un ejemplo de este enfrentamiento social en la denuncia ante el Tribunal de la Inquisición contra el médico Dura cinco meses después de este simulacro.
1.4.2.- Segunda parte. La fiesta barroca
En la segunda mitad de esta crónica periodística se nos describe cómo se ejecutó en Iniesta este simulacro de recepción. Los organizadores de este evento reprodujeron el esquema de la fiesta barroca, de las mascaradas, principalmente en el siglo XVII.
1.4.2.1.- Definición
Se trataba de un cortejo festivo constituido por carros y séquito con una temática conjunta de tipo religioso (procesiones, sobre todo del Corpus Christi), mitológico o lúdico (Carnaval), según los acontecimientos que se celebraban. Sus antecedentes hay que buscarlos en las fiestas cortesanas del Renacimiento italiano y en los Triumphi romanos de la Antigüedad en honor del general victorioso.
1.4.2.2.- Elementos integrantes e integradores
En la realización de estas mascaradas confluían diferentes artes: literatura, música, danza, arquitectura, escultura, pintura. Era un espectáculo integral. La Iglesia, después del Concilio de Trento, intenta enriquecer la liturgia y busca la adhesión del público por medio de la participación o la contemplación del espectáculo religioso y con la utilización conjunta de diferentes recursos artísticos. Es en esta época también cuando surgen tanto la ópera como los autos sacramentales, donde también se da esta confluencia de diferentes artes.
La fiestas barrocas, en general, buscaban la implicación en el espectáculo del mayor número de sectores sociales, y la confluencia sinestésica del mayor número de sentidos (vista, oído, tacto…) por medio de la utilización simultánea de diferentes artes, y pretendían representar así un mundo cohesionado, pero que realmente ya se iba desmoronando por influjo del racionalismo (ilustración).
1.4.2.3.- La cabalgata - recepción de Iniesta
Pues bien, he aquí que en Iniesta, al comienzo del siglo XIX organiza un simulacro de bienvenida a Fernando VII y el modelo de homenaje que se les ocurre a “los Generales” de esta recepción es el de las antiguas fiestas barrocas de las mascaradas, llenas de colorido, disfraces, teatro, música, baile… Echan mano de este esquema porque este es el que existe en el imaginario colectivo del pueblo cuando quiere rendir homenaje a alguien.
Así pues, participa en esta comitiva un público variado: civiles y militares, (infantería y caballería); iniestenses y foráneos; actores y espectadores; danzantes, agremiados, etc. La confluencia de las diferentes artes la vemos en la arquitectura (construcción de un dosel para recibir el cuadro del monarca), la escultura (decoración de un birlocho con damascos), la pintura (elaboración de un cuadro con su efigie), la música (una “orquesta” acompaña a la comitiva), la danza (ejecutada tanto por los niños disfrazados de ángeles como por los “volantes”, nombre asignado a danzantes con palos seguramente, “paloteo”), la literatura (presente tanto en la arenga de bienvenida cuando en las Puentecillas se le presentan las llaves de la villa, como en la representación teatral que supone todo el desfile).
1.4.2.4.- Los "malévolos" y el clero
Sin embargo, los organizadores de este cortejo de recepción, que tenía la intención última de representar la unión y armonía de una sociedad, son conscientes de su fracaso porque detectan que en este grupo humano que constituye la población de la villa de Iniesta hay “malevolos … (que) tuvieron que ceder a los impulso de la alegría”. Se refieren sin duda al sector constitucionalista, liberal que, al parecer, se mantiene pasivo y expectante ante semejante alharaca.
Además, en tan variopinta cabalgata, ¿dónde está el clero? Los propios “Generales” del recibimiento incluso lo echan de menos cuando al final aluden a la carencia del toque de campanas: “faltó el repique y toque de campanas,pero no por voluntad nuestra.” El clero normalmente se alineaba en estos tiempos con las corrientes conservadoras, sin embargo había dentro de la clerecía individuos que por diferentes razones siguieron cierto racionalismo ilustrado y no les apetecía, por ejemplo, colaborar en estos acontecimientos tan emocionales como los que se festejaban en Iniesta.
Esta actitud pasiva del clero se percibía en este mismo blog, en “De lo que sucedió a un médico…” cuando el cura párroco de Iniesta (que quizá sea el mismo que ahora se negaba a tocar las campanas), ejerciendo de Comisario del Santo Oficio, se mostraba condescendiente con la conducta del médico, pesimista con los tiempos modernos, y desengañado de su labor pastoral.
2.- LA GACETA DE MADRID (3 de octubre de 1815)
Unos quince meses más tarde, otro periódico, la Gaceta de Madrid, nos da cuenta de la erección de un monumento en una plaza de Iniesta como colofón de la Fiesta relatada en La Atalaya de Madrid. La plaza aludida se llamó Nueva; luego, Real de Fernando VII, más adelante, Plaza Olózaga (ministro de Isabel II, 1843) y, actualmente, Plaza de Pio XII.
2.1.- La crónica periodística (Transcripción).
La Gaceta de Madrid
Madrid 2 de octubre
El ayuntamiento y vecinos de la villa de Iniesta, en la provincia de la Mancha, deseosos de perpetuar la memoria del dia 24 de marzo del año pasado de 1814, en el que, despues de seis años de guerra y desolacion, logró por fin el reino todo que su deseado Monarca volviese al seno de sus vasallos, determinaron erigir un monumento que recordase á la posteridad este feliz acontecimiento. Al efecto mandaron erigir una columna de piedra con su correspondiente pedestal, y sobre ella una medalla que en medio relieve representase por un lado el busto del Soberano, en cuyo honor se erigia, y por el otro las armas de la villa; y para que este monumento pudiese colocarse en un lugar correspondiente resolvieron adornar la plaza principal del pueblo, que es un cuadrilongo, con varias calles de árboles y asientos. Hecho pues todo, acordó el ayuntamiento que en los dias 1 y 2 del corriente se celebrase la solemne ereccion del monumento, á cuyo efecto, habiendo convidado a las principales personas del pueblo, se reunieron en la iglesia, desde donde, despues de haber cantado una solemne misa y Te Deum, se trasladaron todos a la plaza, y al son de la música, al ruido del repique de campanas, en medio de los incesantes vivas y aclamaciones del inmenso concurso reunido á presenciar esta ceremonia, el Corregidor D. Francisco del Castillo Valero descubrió el monumento, que fue la señal para que se redoblasen las aclamaciones de todos. Concluido este acto se dirigieron conduciendo procesionalmente á las salas de ayuntamiento el retrato en lienzo de S. M., que antes habia estado espuesto bajo de un dosel. Desde este punto ni los vecinos ni los que de los pueblos inmediatos habian acudido cesaron de manifestar de todas las maneras su regocijo. Los bailes las orquestas, la comedia que se representó, los fuegos artificiales, todo en fin daba á entender que reputaban este por el dia mas feliz de su vida. Por la noche se celebró en la casa de ayuntamiento un lucido baile, precedido de un delicado refresco, que costeó el Corregidor, y en el cual asi como en los demas regocijos que duraron sin intermisión toda la noche y el dia siguiente, no hubo mas que fraternidad y alegria.
2.2.- Comentario
La estructura de las antiguas mascaradas y espectáculos como el descrito en la primera crónica constaba de tres partes diferenciadas:
- el pregón o convocatoria
- la cabalgata en si
- el Víctor.
Estos diferentes momentos podían distar varios días o meses entre ellos. En el Víctor, las instituciones o corporaciones implicadas en su organización rematan la faena con una inscripción conmemorativa de la celebración de tal episodio. Y eso es lo que tenemos en esta segunda crónica una descripción de la ceremonia para erigir un monumento “que recordase a la posteridad este feliz acontecimiento”.
Entre la ceremonia del año 14 y la del 15, se pueden observar las siguientes diferencias:
a.- El corregidor D. José Pérez de Rozas ha sido sustituido por D. Francisco del Castillo Valero como consecuencia, sin duda, de los ajustes de la nueva administración. Este nuevo corregidor organiza a sus expensas un "delicado refresco" al que estuvo invitada toda la población. Conocemos bien cómo en nuestra sociedad se refuerzan los lazos sociales a través de las comidas en común.
b.- El clero se ha avenido a las ceremonias que le demandan los nuevos tiempos. Se asiste a una misa, se entona un Te Deum y, desde la Iglesia “al ruido del repique de campanas” se inicia esta vez la comitiva. Sin embargo, en el simulacro del año 14 los organizadores lamentaron el silencio de las campanas.
c.- Se enriqueció aún más la fiesta con más espectáculos nuevos: la comedia y la pirotecnia.
d.- Aquella grieta social que se mostraba en la población de Iniesta entre los partidarios del rey absolutista (los serviles) y los liberales está en esta crónica camuflada, disimulada: "reputaban este como el día más feliz de su vida", “…no hubo más que fraternidad y alegría”. Demasiado maquillaje periodístico, si realmente no había deterioro social que ocultar.
3.- Apéndice.
La historia de esta “columna de piedra” durante estos doscientos años ha sido muy ajetreada:
- En los años veinte del pasado siglo XX, cien años después de su inauguración, el fotógrafo Escobar capta la placeta aludida y no aparece el mencionado “pedestal” en el campo de visión de la foto. ¿Dónde estaba en esta época?. (Ver foto más arriba).
- En los años setenta, sin embargo, sí que aparece, como vemos en la foto de más abajo.
- En la actualidad no queda absolutamente nada de él. Se dijo que un camión, maniobrando, lo derribó… Oscuro destino para este monumento que con tanta ilusión, según los periódicos de la época, levantaron nuestros antepasados...
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